jueves, 29 de octubre de 2015

Pongamos que hablo de ti.

Hoy le ha dado a mi almohada por oler a ti. 
Y no sabes lo difícil que es, porque estoy discutiendo conmigo misma (otra vez) sobre lo difícil que es seguir en pie con todo esto. 
Nunca dije que fuese una persona fácil de tratar, pero estoy llegando a un limite que nunca supe que tenía, y no te imaginas cómo duele estar llorando porque estoy cansada de luchar por todo esto y de tirar yo sola del carro...  y que con todo eso, mi almohada huela a ti. 
Si decidiste hace mucho tiempo que yo no, no sé por qué sigo creyendo que sí. 
Y a pesar de todo esto, y de las lágrimas, ojalá estuvieses aquí, haciendo que mi almohada oliese a ti dormido en ella. 
Yo ya no puedo más, ya no sé a qué rendirme, si a todo lo que me viene a la cabeza y me hace llorar, o a tu olor pegado en mi almohada. 
Tendré que mezclar las dos opciones y llorar hasta quedarme dormida abrazando con todas mis fuerzas la almohada.
O quemarla y no volver a llorar ni una vez más por ti. 
No lo sé. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario