martes, 11 de septiembre de 2012

Historias Cortas 2.


"¿Qué quieres de mi?¿qué quieres que yo haga más por ti?"...

Y en una habitación blanca estaba ella.
No podía moverse, algo se lo impedía..
No recordaba dónde estaba, qué había pasado...
Un horrible sonido no cesaba en la habitación en la que se encontraba, pero tampoco podía distinguir más allá de que estaba todo iluminado. Algo le tapaba los ojos.
Sus recuerdos estaban manchados de humo y lágrimas rotas perdidas entre gritos y sonidos extraños.
Todo empezó en una habitación color verde pistacho, llena de fotos con mucha gente en ellas sonriendo y en diferentes lugares.
Ella no sabía que en un par de horas las cosas iban a ocurrir así.
Estaba arreglándose para salir con su novio, era su mesevisario y estaba tan ilusionada y nerviosa que se probaba delante del espejo miles de complementos para decidir cuál ponerse.
Desde que él se fue estaban ellas dos solas, no había más peleas.. no había más gritos y amenazas. No más miedo.
Se propuso a salir mientras buscaba a su madre en toda la casa para despedirse de ella.
No la encontraba. Extraño.
Entonces escuchó un grito tan fuerte que al segundo pudo deducir que salía de la habitación en la que ahora dormía su madre desde que él se fue.
Entró corriendo a la habitación para ver qué había pasado.
Él estaba allí, la tenía acorralada en un rincón.
No paraba de repetirle que se callase, que dejase de gritar.
Entonces, acorralada por el miedo, no podía moverse, y cuando se dio cuenta Él la había atado en una silla con una mordaza en la boca y una soga en el cuello para que si se movía, le doliera.
Entonces todo sucedió demasiado despacio para que ella pudiera intentar no mirar.
Él agarró a su madre por el cuello, y la tiró contra la cama dejándola inconsciente y sangrando poco a poco por la cabeza.
La ató a la cama y la dejó desnuda.
Empezó a violarla en el acto mientras obligaba a su hija a que lo viese todo, y ella en un vano intento de gritar y pedir ayuda mientras escondía los gritos de su madre entre los suyos, lloraba como un bebé.
Entonces él se cansó de eso y le puso una soga al cuello a su madre, atándola de las cortinas para que quedase bien sujeta colgando, pero que pudiese respirar.
Y tenía una mochila pequeña a sus pies, de la que sacó un bote y se bañó a sí mismo de ese líquido que olía muy mal.
Entonces sacó un machete y mientras la observaba quedarse poco a poco sin aire, se cortó las venas delante de ella. al mismo tiempo que prendía su cuerpo en llamas.
La niña, sintiendo el fuego acercarse a ella, intentó por todos los medios soltarse para poder rescatar a su madre, pero por muy deprisa que iba, el fuego lo era más.
La habitación estaba llena de humo, el aire seco hacía difícil respirar.
Y consiguió soltarse, pero era demasiado tarde.. Cuando bajó a su madre de las cortinas, ella ya no respiraba.
Todo se nubló muy deprisa, no podía respirar... cada vez sentía cómo un etraño sueño aparecía y no podía evitarlo.
Perdía las fuerzas mientras escuchaba a lo lejos sirenas acercarse muy deprisa... Pero ella dejó de escuchar nada. Dejó de respirar...
Todo se ha terminado, pensó. Por fin estoy muerta.
Entonces se despertó escuchando un extraño pitido leve pero constante. No podía moverse, estaba en una habitación extraña. No podía ver nada, pero sabía que era de día porque un poco de luz se filtraba por alguna parte.
Y allí estaba ella... no pudieron darle el lujo de morir después de haber visto con sus propios ojos lo que vivió.


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